Y ahí estábamos, un día más, yo buscando silencio y él hablando demasiado. Con su boca tan perfecta, cosiendo mentiras en mi vida, como si de una muñeca de trapo se tratase. Por eso yo buscaba silencio, porque no quería más mentiras que me hicieran la existencia dulce cuando vivía en agonía conmigo misma.
Probé cientos de veces a callarle, con un beso, con un ''por favor'', con una caricia... Pero la única respuesta que obtuve eran más mentiras perfectamente talladas con su boca.
Me estaba hundiendo, me estaba creyendo sus ''te quiero'' cuando, realmente, se estaba alejando cada vez más de mí. Por eso no quería más mentiras, ni un solo ''te quiero'' más, por eso buscaba silencio en sus palabras.
Y no tuve más remedio que coserle los labios con una despedida amarga hecha de mentiras, como él me enseñó.
Ahí acabó todo, con una persona con los labios cosidos para no oírla más, y otra en ruinas y con miedo a las reformas.
05 mayo, 2015
Silencio, el mentiroso ha hablado.
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