20 mayo, 2015
Nervios
19 mayo, 2015
Ansiedad.
Foto sacada de internet |
14 mayo, 2015
Ni un segundo.
ese calor que se improvisa;
y con apenas un soplo, con una brisa,
volamos.
Y sin saber dónde acabamos
comenzamos a buscarnos,
y pobres de nosotros,
ingenuos, diría yo,
por creer que al encontrarnos
seríamos capaces de recuperarnos.
Fuimos fugaces, como las estrellas,
porque, estúpida de mí, creía que sanabas mis heridas,
cuando realmente se las lamías a todas ellas,
y el desengaño vino con tus idas y venidas,
porque estabas más ausente conmigo
que pendiente del daño que me hacías.
Y salí de donde no me querían,
o más bien me echaron,
con el alma a los pies,
con tus besos con sabor a café,
y con mis heridas abiertas,
pues por lo visto mis palabras y mis actos,
en todo momento, sobraron.
Un simple cruce.
En aquel paso de cebras, como todas las tardes, estaba ella, esperando a que aquel semáforo decidiera ponerse en verde para poder cruzar sin miedo.
En aquel cruce, estaba ella, esperando a que alguien se cruzase con ella, esperando que alguien cruzase una mirada con ella, esperando a alguien capaz de cruzar una mirada de complicidad con una desconocida. Con ella.
En aquel paso de cebras pasaba unos minutos todas las tardes, porque el semáforo la hacía esperar, y porque ella, a pesar de poder saltarse sin problema aquel cruce, quería esperar algo
Y a día de hoy sigue pasando unos minutos en aquel cruce, porque quizás esperar si que valga la pena, quizás no en ese lugar, pero ella sabe que algún día pasará unos minutos en otro cruce y que puede que ese sea el lugar donde ocurra algo que ella espera.
07 mayo, 2015
La curiosidad mató a la chica.
Al fin abrió los ojos, sobresaltada, a pesar de llevar horas tumbada en aquella camilla blanca, con cientos de focos apuntándola y otros tantos ojos mirándola.
Asustada, corrió buscando alguna esquina donde poder resguardarse de la luz, pero pobre de ella; aquella habitación era redonda.
Recorrió toda la habitación buscando alguna salida, golpeando, con tristeza y entre lágrimas, cada espejo; y, a pesar de que todas las personas de detrás de los espejos la veían, ninguna hacía nada para ayudarla.
La miraban con curiosidad, con extrañeza, con interés. Ninguno quería ayudarla, pero todos apuntaban datos, movimientos. La estaban estudiando, probándola, por el simple hecho de resultarle interesante a aquellos ojos faltos de historias.
Ella no era especial, era como toda esa gente, era una chica de piel pálida, con unos ojos y pelo oscuros. Pero aunque ella no quisiera, sí que existía una diferencia. Nadie era capaz de ver su propia historia como ella era capaz de ver la suya.
Y así pasó las horas, o los días, pues allí no dejaban existir la noche, sin probar nada de lo que pretendían que comiera y bajo el único escondite que existía en aquella jaula circular; esa camilla blanca en la que había despertado.
Para cuando quisieron darse cuenta, la chica ya no estaba. Habían hecho que la chica ya no fuese. Había sido, pero ya, simplemente, no era.
06 mayo, 2015
Allí murió.
Allí, sin mediar palabra y sin saber contestar a las preguntas que le hacía aquella gente.
''¿Qué te ha pasado?''
''¿De dónde vienes?''
''¿A dónde vas?''
''¿Quién eres?''
Balbuceando comenzó a hablar.
''Yo... No sé quién soy. Antes lo sabía, pero ahora no. Vengo de un lugar acogedor lleno de cosas bonitas, o eso creía hasta que me hizo esto...''
''¿Quién te ha hecho esto?''
''No sé a dónde voy, ni si realmente voy a algún sitio. Yo... Creía que me quería, que quería que estuviese a su lado, pero... Me ha hecho esto. Él me ha hecho esto, y me ha dejado aquí, a mi suerte''.
Y allí, a oscuras y de rodillas, desorientada y sin saber a dónde ir, con su vestido blanco manchado y su corazón entre las manos, allí terminó su historia.
05 mayo, 2015
Silencio, el mentiroso ha hablado.
Y ahí estábamos, un día más, yo buscando silencio y él hablando demasiado. Con su boca tan perfecta, cosiendo mentiras en mi vida, como si de una muñeca de trapo se tratase. Por eso yo buscaba silencio, porque no quería más mentiras que me hicieran la existencia dulce cuando vivía en agonía conmigo misma.
Probé cientos de veces a callarle, con un beso, con un ''por favor'', con una caricia... Pero la única respuesta que obtuve eran más mentiras perfectamente talladas con su boca.
Me estaba hundiendo, me estaba creyendo sus ''te quiero'' cuando, realmente, se estaba alejando cada vez más de mí. Por eso no quería más mentiras, ni un solo ''te quiero'' más, por eso buscaba silencio en sus palabras.
Y no tuve más remedio que coserle los labios con una despedida amarga hecha de mentiras, como él me enseñó.
Ahí acabó todo, con una persona con los labios cosidos para no oírla más, y otra en ruinas y con miedo a las reformas.
02 mayo, 2015
Sin saber vivir.
Porque no sé vivir hoy, sé vivir en el ayer, pero hoy... Hoy para mí no existe. ¿Y mañana? Mañana ni lo pienso porque siempre le espero y nunca llega.
Y es una pena que sin saber vivir, esté sobreviviendo.
Pobre niño pequeño.
Y pobre niño pequeño que ha llegado a adulto con tantos problemas que ya no sabe manejarlos y, sin querer, destroza la vida de los que sólo quieren ayudarle.
Y pobre niño pequeño, y pobre adolescente, y pobre adulto, y pobre gente que sólo quiere ayudarle. Y qué suerte tuvieron sus amigos, que le destrozaron la vida y ahora ellos tienen vida de sobra para vivirla.