Vivimos de lo efímero.
Vivimos del amor, vivimos del tiempo.
Vivimos de la vida que nos mata.
Vivimos de lo que no existe.
No vivimos, no sentimos, no existimos.
Lo efímero nos corroe, lo efímero nos mata, lo efímero nos destruye.
El tiempo corre, huye, se desata.
Vivimos lo efímero como algo intenso, algo que nos cala, algo de que deja huella.
¿Tomamos nota de lo efímero o sólo lo vivimos?
Si el tiempo no existe, lo efímero tampoco.
Cada momento rodea a la existencia del tiempo.
Si él no existe no hay forma de medir cuánto dura ese momento que nos hace sonreír.
Has vivido el tiempo, has vivido lo efímero, has vivido un cuento,
pero cuéntame si disfrutaste el momento.
Vívelo, no lo midas.
Imagina.
Porque un adulto creativo es un niño que ha sobrevivido.
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