Cobardía, miedo, y no saber pedir perdón. Me gustaría poder sincerarme, poder decir que fui una cobarde por no hablar en el momento justo, poder asumir toda la culpa, poder aclarar que dejé que todo me sobrepasara.
Quisiera pedir perdón por todas las veces que he hecho daño con mi silencio, quisiera ser valiente, quisiera aprender a pedir disculpas.
Pero soy una cobarde. Y tengo miedo de todo lo que pueda venir tras una disculpa sincera.
¿Y cómo puedo ser tan idiota, si la sinceridad nunca le molestó? Porque siempre fui idiota dejándome llevar por mi alrededor.
Aunque no vuelva a dirigirme la palabra, me gustaría pedirle disculpas, y agradecerle todo lo que me dio. Pero me da miedo. Y como siempre, el miedo puede más que mi propia voluntad.
Porque preferí guardar silencio antes de meter la pata hasta el fondo, sin llegar a comprender que el silencio iba quebrando lo que nos unía, hasta el punto de separarnos.
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