Y pienso sólo en saber cómo de solo te encuentras, si realmente aún tienes las heridas abiertas, de las que necesitan puntos de sutura, de esas que el dolor puede llevarte a la locura.
Porque sólo quiero decirte que, no entiendo de medicina, pero sí de puntos de sutura del alma que cicatrizan con abrazos, dando pasos cortos pero seguros, de esos que con cada palabra y gesto honesto que se muestra, demuestra mejora en un reloj de arena que a veces se olvida de dar la hora.
Y sin saberlo, recuperarás tus alas, y cuando vuelvas a caer, no llegarás al suelo. Ellas te ayudarán a volar tan alto como necesites, porque a veces una nueva perspectiva abre mentes de cerraduras oxidadas y rotas.
Alza el vuelo, y aunque el vértigo haga acto de presencia, mira hacia abajo, mira lo que has conseguido.
11 agosto, 2017
23 enero, 2017
Barquitos de papel.
¡Alerta!
A lo lejos suenan los cantos de sirena,
allá donde los barcos de aguerridos marineros naufragan,
allá donde se embriagan de ron añejo
y analizan lo complejo de la vida plasmado en el firmamento.
Y no te miento si digo que, incluso el marinero más sediento
sació su sed de venganza en un ataque de ira, violento.
Sobreviviente en busca de un mapa de estrellas estrellado,
con ojos cenicientos ante el desastre inmortal, encallado.
Perdido en un cielo vacío de sentido,
asustado en un campo de batalla,
pensando que no da la talla.
Y el orgullo, el ego, la avaricia, la codicia,
la ira, brava conductora de su vida,
ahora destruida,
sin sentido para aquel sediento y aguerrido marinero,
que perdió los estribos y no echó el ancla en el fiero mar.
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